Año 21 Número 80 – Marzo 2023

Por Camille Flammarion

En todo nuestro sistema solar no hay Mundo en donde los partidarios de las causas finales tengan mejor juego que en Saturno. Si los filósofos de aquel país tienen tanta vanidad como nosotros, es muy probable que no puedan elevarse á la concepcion de la universalidad de la naturaleza; y Su condicion ofrece todavía mas analogía que la nuestra con la de aquel loco ateniense que se imaginaba que todos los bajeles que entraban en el Pireo habian sido construidos por su cuenta.

No dudamos que haya en Saturno una raza de séres racionales que despues de haberse dejado inducir á error por los sentidos y haberse creido en el centro del universo, se hayan curado poco á poco de estas ¡Ilusiones engañosas, y hayan llegado á reconocer que su globo es un planeta que gira sobre su eje en 10 horas 16 minutos (estilo terrestre), y gravita alrededor del Sol en 20,421 dias (estilo saturniano). Pero examinando convenientemente la cuestión, y sirviéndonos de las luces de esta historia científica para ilustrar nuestros raciocinios, llegamos á dudar si esos Anillos, con que tanto se les ha honrado, no han sido mas perniciosos que útiles á la ciencia cosmográfica de los habitantes de Saturno. Si tenemos buena memoria, recordaremos sin dificultad que hace 322 años le fué algo difícil á Copérnico destruir los círculos imaginarios que Ptolomeo habia combinado para sostener el sistema del mundo; de aquellos epiciclos no queda hoy mas que el recuerdo de nuestros errores pasados. Pero si Copérnico y sus sucesores han tenido que emplear tanto trabajo para destruir estos círculos puramente imaginarios, ¿deberá creerse que los astrónomos de Saturno hayan podido ó puedan fácilmente llegar á aislar sus círculos reales del mundo sideral, y á considerar esos anillos como un apéndice que pertenece en propiedad: á su Mundo, sin relacion ninguna con el resto del universo? Indudablemente habrá habido allí como aquí astrólogos que hayan construido todos los universos posibles sobre estos Anillos, y que hayan llegado á explicar sin dificultad los movimientos celestes, y acaso los Alfonso X de Saturno tendrian el mismo derecho que los de la Tierra á admirarse de la complicacion del sistema de los cielos.

Conviene saber, en efecto, que los habitantes de Saturno ven sobre su cabeza una faja luminosa, mas ó menos ancha, segun las posiciones que atraviesa el cielo de Este á Oeste, precisamente en el sentido del movimiento diurno. Si esta faja estuviese inmóvil, y si los movimientos de los astros pareciesen efectuarse fuera de ella, bien pronto reconocerian que estos movimientos son completamente independientes; pero quiere la desgracia que esta faja trasversal gire de Este á Oeste, con una celeridad casi igual á la celeridad aparente del cielo. Para los habitantes del ecuador, el Sol está siempre debajo de ella, inclinándose ya al Sud, ya al Norte; este gran círculo no se les aparece sino por su darte inferior, y en manera alguna pueden apreciar sus dimensiones longitudinales. Los habitantes de las latitudes templadas, desde la línea hasta el paralelo 66”, los ven inclinarse hácia el horizonte á medida que se acercan á los polos; estos Anillos adquieren su mayor anchura angular hácia el grado 45, en donde subtienden un ángulo de 3° 19′, descienden y desaparecen á 66° 36′, de tal manera que los habitantes de las regiones polares, hasta 23° 24′ del polo, ni aun sospechan su existencia.

Para cada punto dado de la superficie del planeta, su posicion corresponde constantemente á los mismos puntos del cielo y se estiende sobre una misma zona de estrellas. Hay singulares efectos de luz entre estas fajas que atraviesan el espacio, ya el Sol saliente las dore con sus cambiantes rayos, ya ruede por encima de ellos, ya el poniente los envuelva con olas purpúreas , ya en fin, los luminares argentados de la noche jugueteen en derredor; es un espectáculo lleno de encantos. Pero lo que hay mas curioso es que se ve cada noche caminar la sombra de Saturno á lo largo de los círculos blancos anulares que suben por encima del horizonte. Inmediatamente despues del ocaso del Sol, esta sombra oculta la parte oriental de los Anillos, y es la parte occidental la que aparece primero. A medida que avanza la noche, mientras que este costado disminuye, principia el otro á blanquear por el Oriente. A media noche, la sombra redonda ú ogival (segun las épocas) divide el arco en dos partes iguales. La parte occidental ha desaparecido y la oriental aumenta hasta la aurora. La vista colocada en la portada de este libro está tomada á 20 grados del ecuador, á media noche y en el solsticio de verano. La sombra de que acabamos de hablar se dibuja visiblemente en medio del sistema. Cuando se piensa en el trabajo que se han tomado en la Tierra para imaginar los círculos de los movimientos celestes, puesto que estos círculos eran necesarios para explicar las apariencias, se sospecha que los saturnianos, habiendo encontrado ya círculos, han pecado contentarse con ellos mucho tiempo y no procurar eliminarlos de una explicacion sistemática del universo.-—No decimos que deban contentarse con ellos siempre, porque creemos que si no superiores, son por lo menos iguales á nosotros. Además tienen, como cosa suya, un pequeño universo bastante respetable, porque se sabe que hay 8,300 leguas de la superficie del planeta al primero de los Anillos; que estos no tienen menos de 27,200 leguas de ancho; que para ir de su borde exterior al primer satélite hay 12,500 leguas que recorrer; y que para llegar á la octava luna, quedan todavía que atravesar 910,000 leguas.

Este pequeño universo de 5.800,000 leguas de circunferencia , es por sí solo superior á nuestro antiguo universo, que mediria la caida del yunque de Hesiodo, y comparable á las dimensiones de Jehovah consignadas en el libro de Rafiel.1.

Ocho lunas de fases rápidas presentan en el cielo de Saturno un espectáculo análogo al de las lunas de Júpiter en el cielo de este último planeta; pero el espectáculo es aquí mas brillante y mas rico. La primera pasa en cinco horas del creciente mas débil al primer cuarto completo: la marcha de estas fases debe ser tan visible como la marcha de la aguja de un cuadrante. En el sistema saturniano hay menos eclipses solares y lunares que en el sistema joviano, á causa de la inclinacion (27%) del ecuador de Saturno sobre la órbita solar; síguese de aquí que los Saturnianos tienen sobre los precedentes la ventaja de asistir frecuentemente al espectáculo de nuestros plenilunios en su firmamento. Cuentan ocho especies de meses; la advertencia hecha sobre la complicacion cronológica de la historia de los primeros pueblos de Júpiter es doblemente aplicable á la historia de estos.

Los habitantes de Saturno no tienen conocimiento de nuestra existencia, y esto por muchas razones: la primera, que nos dispensa de todas Es demás, es que nosotros somos perpétuamente invisibles e ellos. Nuestra pequeña isla, incesantemente oculta en la aureola solar, no se aleja á mas de 6° del astro. De Saturno á la Tierra se cuentan 326 millones de leguas de cuatro kilómetros en la distancia mas pequeña y 400 millones en la mas grande. Todo lo mejor que podemos creer para nuestra reputacion con ellos, es pensar que algunos astrónomos perseverantes y provistos de excelentes telescopios nos habrán notado algunas veces como una pequeñisima mancha negra, pasando por el Sol, porque esta pequeñísima mancha no habrá sido para ellos mas que un accidente, perdido entre las otras manchas solares, que son generalmente mucho mayores que la Tierra. Y si algún filósofo atrevido, fundándose en la vuelta periódica de la pequeña mancha—vuelta bien rara y en extremo difícil de reconocer, —llegase á imaginar que este pequeño punto negro es un Mundo, un planeta, una tierra habitada… ¡gran Dios! las consecuencias de semejante atrevimiento son demasiado grandes, para que tratemos de hacer comprender lo mal recibida que habria sido esta idea, entre los grandes y los pequeños del Mundo de Saturno.

Abordo de Saturno apenas debe conocerse sino á Marte y á Júpiter; pero Marte es tan pequeño que es bien difícil de distinguir. Véase aquí qué cálculo habrá podido hacerse en los observatorios saturnianos sobre las digresiones de todos los planetas, es decir sobre la mayor distancia á que puedan alejarse del Sol, al Oriente o al Occidente.

Imagen de la versión transcripta

Este Mundo recibe del Sol cien veces menos luz y calor que el nuestro, en supercie igual; nuestros lectores saben ya lo que son para sus habitantes este calor y esta luz. Estando inclinado el ecuador de Saturno 26° 48′ sobre el plano de su órbita y el de la Tierra 23° 27′ se vé que sobre el primero de estos astros, están las estaciones un poco mas caracterizadas que sobre el segundo. Sin embargo, son con las de Marte, las que ofrecen mas analogía con las nuestras; pero en vez de durar cuatro meses, duran 7 años cuatro meses cada una. Mientras que cada uno de los polos terrestres no queda anualmente privado de Sol sino durante seis meses, en Saturno una noche y un día iguales a quince de nuestros años cubren sucesivamente los polos. La zona nevada que se distingue de aquí en esas regiones heladas es la inevitable consecuencia de estas alternativas

El año de Saturno es, en efecto, igual 429 años 181 dias de la Tierra. A lo agradable de una mansion tan rica en fenómenos, los habitantes de este Mundo juntan la perspectiva de una dichosa longevidad.

Aunque nosotros estamos en mejor situacion para observar la figura y las dimensiones de los Anillos de Saturno que los habitantes de los polos de este planeta, nuestros conocimientos respecto á este punto no están bastante fundados para que nos sea permitido basar sobre ellos opiniones biológicas. a Pero si estos Anillos, que pueden ser sólidos y estar cubiertos de una atmósfera son la morada de séres que piensan y observan, no hay ciertamente en todo el sistema region mas pintoresca para habitacion de séres inteligentes. Los que habitan la cara interior del primer arco, cerca del planeta, tienen perpétuamente suspendido sobre sus cabezas, un globo inmenso, á su vez luminoso y oscuro mientras que al Este y al Oeste ven dos cadenas de montañas que se elevan al cielo hasta mas allá del globo de Saturno, que habitan la superficie, ademas del espectáculo del planeta descubriendo sucesivamente sus regiones á consecuencia de su movimiento diurno, y reposando eternamente en el horizonte como una rueda de molino giratoria introducida en este nuevo sistema, disfrutan de todos los juegos de la luz entre las fajas inmensas de los Anillos concéntricos; cuentan dias de quince años y noches de igual duracion; noches de un nuevo género, que pueden alumbrar las refracciones de los rayos solares al través de estos múltiples arcos de triunfo, y que iluminan ocho globos argentados cruzándose en los cielos. A pesar de los centenares de leguas que separan á los anillos entre sí, á pesar tal vez de las ocho mil leguas que los separan del planeta, intervalo bastante ancho para que la Tierra en que estamos pudiese circular allí sin estorbo, es permitido pensar en las conquistas que puede hacer la navegacion aérea : abierto una vez este campo, la morada de Saturno podria ser la mas maravillosa del universo. Es esto demasiado seductor y nos causaria demasiada envidia; por cuya razon no queremos extendernos mas en la pintura de estos deliciosos espectáculos.


Fuente: Astronomía de los habitantes de Saturno. Capítulo VI. En: Los mundos imaginarios y los mundos reales : viaje pintoresco al cielo y revista crítica de las teorias humanas cientificas y romancescas, antiguas y modernas sobre los habitantes de los astros / Camille Flammarion, traducción de Antonio Martínez del Romero. Madrid, 1877. https://archive.org/details/A018a216/page/n3/mode/2up .

Nota: Se ha transcripto la caligrafía y ortografía de esta versión.

  1. Hesiodo pensaba medir el diámetro del universo diciendo que un yunque tardaria nueve dias en caer del cielo á la tierra, y otro tanto en caer do la superficie terrestre al fondo de los infiernos. (Notemos aquí que á razon de 77,000 leguas por segundo, la luz emplea quince mil años en atravesar la nebulosa á la cual pertenecemos, ó sea la Via lactea. El ángel Rafiel, en el libro que lleva su nombre, dá de Jehova la personificacion de lo infinitamente grande, las medidas siguientes: su estatura tiene de alto 2.560.000 leguas; está sentado sobre un trono de 1.180,000 leguas: de su pupila izquierda á su pupila derecha hay 30,000 leguas (estas leguas, dice Rabbi-Akhiva, son de 1.000,000 de varas de 4 palmos y medio.)