Año 20 Número 76 – Marzo 2022

Por Daniel Perilli

Palabras para despedir a Juanca …

En mi memoria siempre estarán los buenos momentos que compartimos en nuestra vida laboral así como en la vida social y familiar.

Juanca tenía la cualidad de combinar su inteligencia con una sobriedad y modestia, y esas condiciones fueron importantes para mí.

Jamás olvidaré su amistad, sus buenos consejos y enseñanzas que me permitieron ver más allá de la Facultad a partir de la formación electrónica general que había adquirido como ingeniero. Casualmente “Juanca”, como lo llamábamos con afecto, fue uno de los primeros ingenieros en Telecomunicaciones de la UNLP recibidos en el año 1970 y yo la última promoción de la misma carrera en el año 1986.

Fue primeramente maestro de escuela, alguien que verdaderamente sentía amor por su profesión y creo que podía ver en cada alumno el potencial por desarrollar.

También su trayectoria como profesor de la Universidad Tecnológica, Facultad Regional de Avellaneda, Profesor en Tratamiento digital de señales y en asignaturas como Teoría de Circuitos I y II le permitió formar académicamente a los jóvenes que en esos años, para él, eran su motivación profesional.

Cuando me incorporé al IAR alrededor de 1988 fui requerido por Juan Carlos para incorporarme a desarrollos electrónicos orientado a los radiotelescopios, para mejorar y actualizar su funcionamiento. Fui invitado a compartir su oficina alrededor de 1990 y se estableció una armonía de convivencia y afecto que en ese tiempo fue una bisagra en mi evolución con respecto a la metodología de estudio, desarrollo y construcción de nuevo equipamiento electrónico de RF y digital que se incorporaban a los receptores para ampliar sus prestaciones.

Cuando empecé a trabajar bajo su supervisión, recuerdo que en uno de los primeros proyectos electrónicos como Sintetizadores de frecuencia, incorporado como generador de señales en uno de los receptores del radiotelescopio del IAR, Juanca me brindo su conocimiento, orientación y guía permanente para tener las herramientas necesarias para desarrollarlo.

Contábamos en el IAR con una biblioteca al alcance de nuestra mano, y especialmente en el sector de Electrónica, disponíamos de muchos libros técnicos generales y colecciones de revistas de electrónica. Pero me entusiasmaba solicitar información técnica muy actual y específica y de desarrollo electrónico en estado del arte vía correo y fax a distintas empresas de electrónica de otros países, copiando el estilo en cierta medida de Olalde.

Así empecé a recibir, al igual que Juanca, por correo diversa documentación de productos electrónicos de RF, notas de aplicación, revistas especializadas, así como posibilidades de contacto más personalizado. También hasta recibíamos muestras gratis de circuitos integrados de RF que utilizábamos en pruebas de prototipos en el laboratorio de Electrónica.

El trabajo en los bancos del laboratorio de Electrónica era muy interesante ya que dentro de los hacedores del IAR, Juanca contribuía a que el equipamiento instrumental de RF creciera seleccionando las mejores características y prestaciones. Además, con su metodología me resultaba fácil el aprendizaje y la utilización de instrumental en las mediciones necesarias de los prototipos de RF que probábamos.

El trabajo era muy artesanal en esos años ya que en laboratorio de Electrónica se realizaba todo el proceso hasta el producto final. Es decir primero el diseño de RF, armado y pruebas de prototipos. Construcción de placas de circuitos impresos y poblado de componentes electrónicos definitivos y además el mecanizado completo de los gabinetes metálicos de aluminio para contener toda la electrónica. Paso final la incorporación de ese modulo en los radiotelescopios.

Juanca fue una guía permanente y a su vez me hizo sentir con la libertad suficiente para crecer profesionalmente. Así fui incorporándome a otras actividades como confección de informes técnicos, publicaciones de divulgación en revistas especializadas y a codirigir y dirigir proyectos de fin de Carrera para el grado de Ingeniero en Electrónica de la UNLP.

También recuerdo mi participación con orgullo de soporte técnico y colaborador en distintas cuestiones en el proyecto SETI, que implicaba desarrollar un sofisticado analizador de espectros (META II) para buscar mediante uno de los radiotelescopios del IAR y asociado a un programa de observación, señales de vida inteligente extraterrestre. Fue un desarrollo que el ingeniero Olalde y Eduardo Hurrel, también recientemente fallecido, hicieron en la Universidad de Harvard en los EEUU.

Además de su intelectualidad en otro tipo de actividades, ya que le gustaba mucho la lectura, y su experiencia en visitas a distintos observatorios de otros países, como el de Grenoble (Francia), me permitió tener diálogos muy fluidos durante muchos años y reuniones enriquecedoras que trascendieron el ambiente laboral.