Año 21 Número 83 – Diciembre 2023
Por Daniela Pérez
Un invasor del espacio quiebra una ininterrumpida soledad de más de 4 mil millones de años. Bennu, un asteroide del tamaño del IAR, observa como una diminuta nave, OSIRIS-Rex se aproxima a su superficie. Al llegar a un cráter en el hemisferio norte de Bennu, la nave extiende con precisión quirúrgica un brazo robótico y captura una muestra de polvo y rocas. La maniobra fue un éxito. Cumplida su misión, OSIRIS-Rex debe retornar a la Tierra. El viaje le llevará algo más de dos años. Sin embargo, no aterrizará. Desde el espacio lanzará una cápsula con la muestra hacia nuestro planeta y continuará su viaje por el Sistema Solar hacia su próximo destino, el peligroso asteroide Apophis. Pero esa es una historia todavía en desarrollo.
Se piensa que Bennu1 es uno de los objetos más antiguos del Sistema Solar; está formado por piezas de un asteroide mucho más grande que experimentó una colisión catastrófica hace aproximadamente dos mil millones de años. Desde entonces, se fue alejando del cinturón de asteroides que orbita entre Marte y Júpiter, y hoy tiene una órbita cuya distancia media del Sol es de 1.26 ua. Cada 6 años alcanza su menor distancia a la Tierra. Por medio de estudios con telescopios en el espacio y en la superficie terrestre, los científicos determinaron que es un asteroide rico en carbono, uno de los ingredientes esenciales para la formación de la vida.
Como un anacoreta del espacio, Bennu transita una imperturbabilidad de millones de años. El vacío del espacio lo ha preservado convirtiéndolo en una cápsula de tiempo. Meteoritos que han llegado a la superficie terrestre, que tienen un origen similar a Bennu, perdieron su identidad primitiva por diferentes factores contaminantes: la interacción con la atmósfera terrestre, erosión, factores climáticos, entre otros. Luego, su cercanía a la Tierra, su estado de preservación y alto contenido de carbono convierten a Bennu en un candidato ideal para intentar comprender los orígenes del sistema solar y de la vida en nuestro planeta.
Desde hace más de 20 años, el programa de la NASA “New Frontiers” (Nuevas Fronteras) ha estado llevando a cabo una serie de misiones de exploración espacial con el fin de profundizar en el conocimiento del Sistema Solar. OSIRIS-Rex2 fue la tercera gran misión científica planetaria de este programa (después de New Horizons, lanzada en 2006, y Juno, lanzada en 2011). Logró su objetivo: el 20 de octubre de 2020 obtuvo una muestra de material de Bennu, y el 24 de septiembre de este año la cápsula con la muestra llegó a la Tierra3. En las dos primeras semanas, los científicos de la NASA realizaron análisis «rápidos» del material encontrado en la región externa a la cápsula: se obtuvieron imágenes microscópicas, se realizaron mediciones infrarrojas, difracción de rayos X y análisis de elementos químicos. También se utilizó tomografía computarizada de rayos X para producir un modelo 3D de una de las partículas de material. Este primer análisis indicó una alta presencia de carbono y agua, en forma de minerales arcillosos, en la muestra. Estos resultados se dieron a conocer el 11 de octubre pasado en el Centro Espacial Johnson de la NASA.
Hace unos pocos días, el científico principal de la misión OSIRIS-REx, Dante Lauretta, reveló en una reunión de la Unión Geofísica Americana nuevos hallazgos: la muestra de Bennu también contiene compuestos orgánicos – los que poseen enlaces carbono-carbono o carbono-hidrógeno -, incluida una gran cantidad de moléculas anilladas conocidas como hidrocarburos aromáticos policíclicos. Este tipo de compuestos orgánicos se han encontrado en meteoritos en la Tierra y podrían haber participado en el surgimiento de la vida en nuestro planeta. Por otro lado, las muestras de Bennu son el material más rico en carbono de origen extraterrestre conocido hasta el momento4. Son tan preciados esos 70 gramos de polvo y roca que se decidió conservar una fracción de la muestra virgen, para que científicos del futuro, con nuevas y más avanzadas tecnologías, puedan revelar nuevos aspectos sobre el origen de la vida que nosotros todavía no podemos siquiera vislumbrar.
Existe evidencia que asteroides como Bennu pudieron depositar en la Tierra compuestos esenciales para el desarrollo de la vida, al colisionar con ésta hace miles de millones de años. Es fascinante y al mismo tiempo aterrador pensar, que esos solitarios pedazos de roca pueden ser al mismo tiempo creadores y destructores de mundos; como acaso fue, como acaso será nuestro destino.
Vista del asteroide Bennu ejectando partículas de su superficie. Esta foto fue tomada por la NavCam 1 abordo de la nave OSIRIS-REx el 6 de enero de 2019. Créditos: NASA/Goddard/University of Arizona/Lockheed Martin
Cápsula que contiene las muestras recogidas en Bennu. Esta foto fue tomada instantes después que la cápsula tocó tierra en el desierto de Utah el 24 de septiembre de 2023. Créditos: NASA/Keegan Barber
Esta serie de imágenes muestra el campo de visión de la cámara SamCam cuando la nave espacial OSIRIS-REx se aproximó a la superficie del asteroide Bennu y lo tocó para recoger una muestra. Las imágenes fueron tomadas el 20 de octubre de 2020. Crédito: NASA/Goddard/Universidad de Arizona
Referencias
- La denominación original del asteroide era 1999 RQ36. El nombre “Bennu”, tomado de una antigua deidad egipcia, fue elegido por un niño de 9 años, Michael Puzio ganador de una competición para bautizar al asteroide.
- OSIRIS-Rex es el acrónimo en inglés de “Origins, Spectral Interpolation, Resource Identification and Security-Regolith Explorer”.
- OSIRIS-Rex fue rebautizado y ahora se llama OSIRIS-APEX.
- El mes pasado, los investigadores del Centro Espacial Johnson de Houston (Texas) descubrieron que dos de los 35 tornillos que sujetan la tapa del recipiente de muestras no podían abrirse, lo que bloqueaba el acceso al resto de la roca espacial. Se utilizaron unas especies de “pinzas pequeñas de depilar” para extraer el material. Se estima que entre 30 y 70 gramos de material aún se encuentran en el interior del recipiente. La NASA está fabricando nuevos destornilladores con materiales que no contaminen la muestra para poder desatornillar los tornillos atascados.