Año 21 Número 82 – Septiembre 2023

Por Javier Santaolalla

—Y entonces hubo algo. Es todo lo que se puede decir de ese instante misterioso que separa y distingue la nada del todo, el silencio más absoluto de la mayor explosión concebible, la inexistencia de la existencia. Cuando remontamos las causas sobre los efectos desde este mismo instante hacia el pasado a modo de: «Esto fue causado por esto que fue causado por esto que fue causado por esto», las flechas de causación van convergiendo poco a poco de las causas humanas más mundanas y miserables a las naturales, geológicas, biológicas, químicas hasta remontarnos al mismo nacimiento del mundo hace más de 4.000 millones de años. Pero si seguimos nos vamos adentrando progresivamente en nubes de polvo que se arremolinan, sopas cuánticas y finalmente el silencio. Ese silencio ante el que todo calla.

No hay descripciones posibles para ese momento, el ser humano no ha encontrado las palabras, si es que existen para narrarlo. Nuestra experiencia diaria palidece en todas sus dimensiones ante algo así: más brillante que mil millones de soles, más energético que mil millones de galaxias, con una expansión en un tiempo tan pequeño que cualquier suceso que pueda registrar el ser humano a su lado parece una eternidad. Quizás no estemos hechos para entenderlo, quizás nuestra naturaleza pertenece a otro dominio, y la misma génesis permanecerá para siempre inalcanzable. Y en medio de todo, de la misma creación, la singularidad.
Donde nuestra razón choca contra el inquebrantable muro del infinito. Ese momento que recoge la esencia de todo misterio: es el momento de la creación, a donde apuntan todas las preguntas.

¿Por qué? ¿Cómo? Quizás incluso, ¿quién?

Y de esa nada absoluta, la más profunda e impenetrable que puedas imaginar, surgió el todo. En esa tierra tan yerma surgió la semilla de la existencia que brotó para crear la materia que lo forma todo. Cada pedazo de material que te encuentres, hasta el más insulso que puedas imaginar, desde una cuchara hasta un perro, desde un armario, hasta un lindo cabello de tu amada. Todo proviene de ese instante inicial, todo tiene su origen en ese momento y en ese lugar. Todos somos parte de eso, todos somos uno con
el universo. Un boli también.

—Señor, en realidad yo solo le pregunté si me podía prestar un boli.
—Ah, cierto. Es verdad, sí —murmuró mientras metía la mano en su mochila sacando un libro viejo y un estuche. Están en una esquina escondida, en la biblioteca. El señor le dio un boli.
—Gracias, se lo devuelvo rápido.
—La materia ni se crea ni se destruye. Espero ese boli de vuelta.
Un montón de respuestas le vinieron a la cabeza: «Vaya tontería», «A que me lo quedo por listo». Al final, solo fue capaz de decir «Hola, gracias». Pero «Hola» no va ahí, se reprochó mientras intentaba fingir con una sonrisa que todo iba bien.
—¿Hola?… bueno, pues, adiós, macarra —dijo el señor, abriendo el viejo libro para comenzar a leer.
—¡Espera! Para. Eso no será… ¿un NFT de Willyrex? ¿Es tuyo?
—Sí, sí, es mi marcapáginas. ¿Por qué tanta sorpresa? Ni que fuera una escama de un dragón.
—Para mí, es mucho más que eso. Mis padres son fans de los youtubers de antes, de los comienzos, hace cuarenta años. Imagina cuánto que así me llamaron, Elrubius, todo seguido.
—Oh. Bueno. No está mal —dijo sonriendo—. Yo soy Salvador.
—Salud, Salvador.
—Un gusto, macarra.
El joven se quedó mirando el libro, como absorto, había algo en él que le despertaba una tremenda curiosidad.
—Entonces, ¿de qué es ese libro…? Javier Santaolalla, El bosón de Higgs y el Big Bang.
—Shhh, más bajo.
—¿Qué pasa?
—De esto no se habla. No se discute. No se debate. ¿No lo sabías?
—No, nunca oí hablar del bosón…
—Shhh, que no lo digas… ¿quieres que nos encierren?
—Pero si aquí no hay nadie, estamos solos en la biblioteca.
¿Y qué tiene de malo… bosón…?
—¡Para! ¡Para! ¡Para! Mira. Esto es un tema serio. Podrías meternos en problemas.
—¿Pero por qué?
—Porque esto es algo que nadie puede saber. Este es uno de esos libros prohibidos —dijo, mirando a los lados—. Vale. Eres joven, pero hay algo que necesitas saber, el conocimiento es un arma muy poderosa.
—No entiendo cómo una idea puede hacer daño. Es solo un libro. ¿Qué dice el libro que es tan peligroso? ¿Me lo enseñas?
—El libro… nada. Es una simple historia. No tiene más.
—¿Entonces? ¿Me quieres volver loco?
—No seas ingenuo. No te dejes engañar por las apariencias.
La esencia a veces está oculta a un ojo que no está entrenado, aunque te lo pasen por las narices. Tienes los ojos bien cerrados, chico. Y el diablo se esconde en los detalles. Hay que leer… entre líneas. Mira. —Se acercó al chico—. He descubierto algo increíble… Estoy muy cerca de cambiar el mundo… para siempre. Será en dos días.
—Es lo más loco que he oído… esta semana. ¿Pero quién querría cambiar el mundo? ¿Para qué? ¿Cómo?
—Son muchas preguntas… Déjame ver. Vale, hagamos un trato, si quieres que te lo cuente, siéntate. —Elrubius accedió, Salvador se acercó a él con confianza—. He creado una máquina de campos cuánticos… bosónica… relativista… Pero no, no podemos empezar por ahí, no vas a entenderlo. Deja que primero piense… es que son muchas cosas las que tienes que saber. —Sacó un papel del bolsillo y un boli para escribir, y comenzó a hacer garabatos con frenesí—. Habría que hablar de relatividad…, pero, para…
porque más importante es la cuántica… pero no… física nuclear, formación de estrellas… hay que ir más atrás… La gravedad, eso es lo que tienes que entender primero. ¡La gravedad! Lo tengo.
¿Sabes algo de esto?
—La verdad es que… no, nada, esas cosas ya no se estudian
—reconoció, agachando la cabeza.
—No te avergüences admitiéndolo, chico, el conocimiento es una aventura y como toda aventura empieza siempre por el primer paso. Y el primer paso en la aventura del conocimiento es admitir la ignorancia. Solo sé que no sé nada. Será un viaje largo del que volverás con mayor conocimiento… y lleno de dudas.
—Entonces, ¿para qué sirve? ¿Qué sentido tiene aprender solo para sentirte más tonto? Me parece una pérdida de tiempo.
—Te voy a convencer de lo contrario. Y si el primer paso es reconocer la ignorancia, el motor que nos va a impulsar por este camino es la curiosidad. Es nuestra palabra de hoy y nuestra gasolina. Vamos a remover ese corazón indiferente que tienes para que nos impulse adelante. Necesitas abrir los ojos a un mundo nuevo. Creo que necesitas conocer a un viejo amigo, Isaac Newton. ¿Listo para que te estalle el cerebro?
—Salud.
—Hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…
chum, chum, churuchum, chum, churuchum, chum, tum, tututu, tum,
tuuuuum, turu tu tuuuum tun, turutu, tuuuumm.
—Viejo, para, ¿estás bien? Baja de la silla. ¿No querías pasar desapercibido? No lo entiendo. ¿No ibas a hablar de un tal Newton, por qué cantas la canción de Star Wars?
—Porque vamos a conocer el verdadero lado oscuro de la Fuerza.

Hace mucho tiempo… nació un niño, la Fuerza era muy intensa en él. Fue en una granja en un pueblo a unos 200 kilómetros al norte de Londres. Ese niño estaba llamado a dominar la galaxia, a convertirse en el Jedi más poderoso de la historia, su nombre Isaanakin Newton. Pero ese poder tan especial escondía un lado oscuro… Sí, vale, es Isaac Newton, pero es que era como Anakin Skywalker porque tenía un don, un poder especial, que tenía un lado luminoso, que le daba grandes poderes. Como diría Yoda, «intensa la fuerza es en él», pero venía a un alto precio, una especie decontrapartida, de maldición, un lado oscuro que lo sumía en las sombras. Esa Fuerza era su conocimiento, su cerebro privilegiado. Su lado oscuro, ese mismo cerebro, tan distinto a los demás, que lo fue aislando y secuestrando su personalidad hasta volve rse una persona huraña, desconfiada y tremendamente infeliz.

Y en esa dicotomía viviría toda su vida. Yo me imagino a este chico como en Tom y Jerry, que aparece a veces un diablillo en el hombro izquierdo y un ángel en el hombro derecho. Uno cuidan 24 do de él y echándole un cable cada cierto tiempo, el otro haciéndoselo pasar mal. Eso sería una constante en toda su vida. Toda su vida, literal, pues ese diablillo y ese angelito parece que tenían prisa por salir, porque estuvieron presentes tan pronto como pudieron, desde el mismo momento de la concepción óvulo-espermatozoide ya estaban ahí. Y no lo soltaron nunca, mientras estuvo vivo. Mala y buena estrella, siempre de la mano.

Buena estrella: Isaac nació en el día de Navidad del año 1642, precisamente el mismo año en el que murió otro de los grandes genios de la historia, Galileo Galilei. Y lo hizo en Woolsthorpe, creo que lo he dicho bien, que siempre me lío; bueno, para que te hagas una idea, un pueblecito al norte de Londres, en Inglaterra. Mira, a partir de ahora lo llamaré Albacete, que es más fácil y, total, en otro universo, España habría ganado la batalla de Trafalgar y eso ahora sería español. Isaac no cayó en mala familia, era hijo de los Newton, un clan próspero, con tierras. Como los Starks. Y a pesar de que la suya era una familia sin ninguna educación por parte de padre —ni un solo Newton antes que él fue capaz de escribir su apellido—, la rama materna, los Ayscough, sí eran una familia con reconocimiento social y cierta cultura. Esto le va a venir muy bien a Newton más adelante; por esta parte, era un chico con suerte. El angelito en el hombro derecho está ahí, sonriendo.

Mala estrella: el nacimiento de Newton no pudo ser más accidentado. Nació con unas semanas de antelación, tan pequeño que cabía en una jarra que usaban para bañarlo. Y tan delicado que tenía que usar collarín para ayudar al cuerpo a sostener el peso de su cabeza. Nadie pensó que ese niño tan frágil pudiera sobrevivir, y menos que cambiaría el mundo para siempre. De hecho, en su nacimiento mandaron a las sirvientas de la granja a por agua al pozo, estas ni se dieron prisa, para qué, a la vuelta estaría ya finado. Qué equivocadas estaban, Newton era como una mala hierba, no iba a ser tan fácil acabar con él.


Fragmento de: ¿Qué hace un bosón como tú en un big bang como este?: orgías cósmicas, polvo de estrellas y otras locuras cuánticas / Javier Santaolalla . La esfera de los libros, 2022. ISBN 978-8413843902

Capítulo de muestra completo: https://www.esferalibros.com/wp-content/uploads/2022/08/Que-hace-un-boson-como-tu-primeras.pdf